16/4/14

Acercándonos a nuestros hermanos inundados del campo

José y Antonio pudieron pasar hasta Mencué (una de las más lejanas comunidades, 285 km desde la sede parroquial, muy castigada por las inundaciones de la semana pasada), llevar algo de ayuda y celebrar allí con la comunidad la fiesta de Ramos. El relato de José es vivo y bien acompañado de fotos. Esta semana irán Carlos a Cerro Policía -donde no pudimos entrar la semana pasada- y Naupa Huen, Vicente al Cuy y el Padre Guillermo a Aguada Guzmán junto con los oftalmólogos. Una manera de estar y sentir cerca a nuestros hermanos de la castigada meseta patagónica del centro-oeste de Río Negro. 

Querida comunidad:
Escribo estas lineas por la necesidad de compartir con todos ustedes, quienes quizá, sin saberlo han sido protagonistas de este Domingo de Ramos en Mencue.
En primer lugar agradecer al Padre por hacernos sentir, a través del Espíritu, el sentido misionero de nuestra parroquia, y a cada uno de ustedes que trabajan desde su lugar para que esto sea posible.
Hasta el viernes todas las noticias nos desanimaban de ir a Mencue, por las grandes precipitaciones, corte de caminos etc. El mismo jueves por la tarde, Javier no pudo avanzar mas de 7 km por el agua. Las fotos en internet hacían evidente la imprudencia de intentar llegar a Mencué.
Durante el mediodía del viernes, el llamado de nuestro párroco abrió una ventana de probabilidad: "Han pasado por el paraje La Esperanza"
En dos horas ya partíamos con Antonio a intentar por esa variante. En la ruta hacia el Cuy los cortes hablaban de la intensidad de las lluvias. Ya en la seccional policial del poblado,  esperábamos precisiones: "No sé si podrán pasar...un camión paso pero..."
Nuevamente al sur, una  tormenta enloqueció sobre nosotros y nuestra marcha. Otra vez el interrogante de seguir, intentar, avanzar... Algo de nevizca hizo caer el termómetro pero avanzábamos. Luego de unos km de incertidumbre, un arco iris de fondo nos devolvió el ánimo. Felices tomamos el camino hacia el oeste, dejando la tranquilidad del asfalto, abandonándonos a la seguridad de la Providencia.
Uno tras otro, los charcos, gredales y arena dejada por los cruces de ríos nuevos, van quedando atrás. El termómetro del vehículo marca peligro de hielo, y en algunos momentos 0 grados centígrados. Son las 17:30 y llegamos al cruce de Chasicó. Para nosotros a una ruta conocida de otros viajes, nueva, esta vez por los desmoronamientos,  y cortes, que barrieron literalmente el camino. Un viaje de cuatro horas nos llevo casi seis, pero llegamos sin habernos encajado ni una sola vez.
Con el apuro de la salida, no queríamos viajar de noche, nos habíamos olvidado la llave. Carlos de la comunidad de Mencué tenía el duplicado. Pasamos a saludar a gente amiga, y un asadito mientras caía una linda helada, nos brindó todo el placer de una mesa compartida. Nos pusieron al tanto de lo ocurrido, alguna casa de adobe caída y de como se ayudaron unos a otros. También de  sombras y debilidades, que en estas circunstancias  afloran. Hora de descansar pues mañana será largo.
Al despertar la helada dejo su impronta en los vidrios y los alrededores, -5º a las 8.00hs es estimulante...para café, mate, y alguna torta que nos obsequiaron (en el campo la torta es frita), si no, se aclara. A las 9 ni los perros se ven, por lo que paseamos por los alrededores, alguna foto y ya las 10 descargamos medicamentos, que nos habían sido donados (más de media camioneta de antibióticos, antitusivos, antiespasmódicos etc). Quizá suficientes para todo el año. La felicidad de la enfermera se tradujo en fotos, y mientras descargábamos, ya un nene de la población recibió la primer entrega. Es complejo ser el referente de salud a 150 km del médico mas cercano... y en estos días sin posibilidad de evacuación. Los fármacos, además de ayudar a mitigar los dolores, sirvieron para tranquilizar a esa responsable enfermera.
Entrega de ayuda (bolsas preparadas con esfuerzo y amor por Caritas , algunas para gente que no participa de la celebración, pero muy necesitada. Entre una y otra cosa, ya comienzan a llegar los que haríamos  la celebración. Con ellos llegan  niños, que gustosos hacen tanir la campana. Encender la salamandra del templo y entre mate y mate (hacía 2 bajo cero afuera), se fue llenando la capillita. Cánticos de entrada, lectura de la pasión,  silencio, solo interrumpido por el juego de un niño, ajeno al drama de la cruz.
Terminamos la celebración con la bendición de los ramos.
Entregamos una rueca, (máquina herramienta a pedal para hilar lana), con el sueño de que sea el primer elemento de un taller de tejidos para las niñas de la comunidad.
Un almuerzo improvisado y partimos hacia Roca. Nos acompañó una maestra y sus dos hijitas. Un viaje sin problemas, lento por el estado del camino pero lleno de imágenes.
Campos ya verdes, mucha fauna, ñandúes, ñancos, zorros, y hasta una familia de pilquines miraba nuestro paso desde enormes bloques de granito colorado, mas hermosos a esta hora de la puesta del sol.Otras 5 horitas y  ya de noche el horizonte se ilumino con las luces roquences.

Atrás quedaba un sábado compartido con nuestros hermanos de la comunidad de Mencué, otro viaje al sur....otro dar y recibir, creo, en la sintonía de Jesús.