Es el corazón y la cabeza de la parroquia donde se hacen los grandes discernimientos pastorales, se proyecta cada año, se toman decisiones y se evalúa la marcha de toda la red de comunidades y equipos. Allí cada uno de ellos tiene su representante, que son elegidos por dos años (extensible a tres) por las comunidades y áreas y confirmados por el mismo consejo y el párroco.