1/6/13

Líneas Pastorales Parroquiales 2013 -2018

Queridas hermanas y hermanos:
                                                           Con gran alegría y felicidad nos dirigimos a ustedes para presentarles las nuevas Líneas Pastorales Parroquiales 2013 -2018, primer fruto tangible de la bella Asamblea Parroquial que hemos vivido en el fin de semana de Pentecostés. Decimos primer fruto, pues hay muchos otros que ya están germinando desde el primer momento que tomamos la decisión de hacer la asamblea, todas las reuniones y trabajos de preparación, y sobre todo, la vivencia de dicho acontecimiento eclesial que el Señor nos regaló. Fue justamente eso, un acontecimiento del Espíritu, un “Pentecostés parroquial” como lo hemos llamado. Y ustedes saben bien que los dones del Espíritu donde mejor se alojan, germinan, crecen y dan fruto es en el corazón de los cristianos, y más aún si éstos están reunidos y viviendo en verdadera comunión evangélica. Eso fue lo que pasó y nos está pasando: vivimos una experiencia de comunidad extraordinaria, donde pudimos mirar para atrás en forma humilde y agradecida, nos dejamos iluminar por la Palabra y nos abrimos a los nuevos horizontes que con el Señor queremos encarar. Todo en un marco de celebración muy familiar, casi “hogareña”, seguramente por la presencia callada de nuestra Madre, la Virgen María, a cuyos pies nos pusimos para caminar y misionar en su nombre.
                                                          El lema de la asamblea, “buscando juntos los caminos del Reino”, expresa bien para qué nos reunimos y qué buscábamos con tanto esfuerzo. Alumbrar las huellas y senderos que queremos transitar de la mano del Señor para servir a nuestros hermanos, los de todas las comunidades, barrios y parajes, grandes y chicos, jóvenes y adultos, varones y mujeres, desde los más pobres -empezando siempre por ellos como Jesús- hasta los que viven en forma acomodada o más tienen. Por eso las líneas son tan ricas y podrán acompañarnos los próximos cinco años, pues las discernimos juntos, escuchando lo que decían las comunidades y equipos, compartiendo en las mesas de trabajo, con un oído en la Palabra y el otro en nuestra gente. Pensamos en nosotros, pero no quisimos quedarnos encerrados, sino salir a los demás, abrirnos a nuestro entorno y nuestra realidad, pero con el corazón lleno de Jesús y su Reino. ¡Vivamos juntos para salir a todos y llevarles el Evangelio!
                                                           Aquí tienen las nuevas Líneas Pastorales Parroquiales:

1.- Construir una comunidad inclusiva, viviendo con amor misericordioso, humilde y alegre.
2.- Intensificar la espiritualidad marianista y seguir con la Alianza con María.
3.- Queremos que Jesús sea el centro de nuestra vida, siendo coherentes y testimoniando con nuestras obras la fe en Él.
4.- Seguiremos buscando enamorarnos de Jesús, manteniendo los espacios de formación y extendiéndolos a todas las comunidades.
5.- Nos centraremos en los jóvenes, formándonos para convocarlos, recibirlos, acompañarlos y descubrir sus talentos y valores.
6.- Servir y promover a nuestros hermanos sufrientes, escuchándolos, respetándolos  y compartiendo con ellos.
           
                                                           Cada línea tiene una o dos palabras destacadas en negrita: allí está el foco de la frase y lo que la Asamblea quiso plasmar y transmitir. Estamos convencidos que la vida cristiana es esencialmente comunitaria, incluso social, pero no para estar simplemente cómodos y seguros, sino para poder allí formarnos, celebrar y crecer juntos a nivel humano y en la fe. El centro es, y siempre será, Jesús y su propuesta del Reino de Dios. En nuestro caso, esas comunidades tienen un aire de familia, por la presencia permanente de María, que nos reenciende cada mañana el fueguito del hogar de Nazaret. Pero incluso ella misma nos invita a hacer alianza misionera y salir a ofrecer a Jesús a los demás, con su estilo, en su nombre, casi siendo sus manos en este mundo que necesita tanta ternura, cuidado y buen trato.
                                                           Por eso varias líneas hacen referencia a la misión, al para qué vivimos en comunidad marianista, en cualquiera de sus formas, sea la comunidad de la capilla, el grupo joven, el grupo de matrimonios, la participación en equipos de oración, círculos bíblicos, etc. Participamos para experimentar en nuestras vidas y hacer carne el evangelio, saliendo a invitar a otros a recibir esa Buena Nueva, y si es de su libre voluntad, unirse a nuestro caminar y nuestra misión. Nosotros creemos que el evangelio tiene infinidad de caminos para ser seguido y sus tiempos son misteriosos, por ello no hacemos “proselitismo” en nuestras tareas de servicio y de misión (como sí lo están haciendo lamentablemente algunos grupos católicos y la mayoría de nuestros hermanos pentecostales), pero sí damos testimonio de la fuerza de Cristo que nos mueve a vivir y anunciar su Reino, y que estamos abiertos y deseosos de recibir a cuantos se sientan llamados a unirse a nosotros, como una de las formas de vida cristiana posibles que la Iglesia les ofrece, esa que nos hace bien y felices a los que ya estamos en ella.
                                                           No nos atragantemos queriendo vivir todo ya, pero sí comencemos a pensar y descubrir cómo podemos ir dando pasitos para hacer vida cada una de esas líneas. Por eso el regalo comunitario que acompaña esta carta, para que estén siempre a la vista en la capilla como un recuerdo, un llamado, un desafío a seguir caminado juntos, construyendo el Reino. Un abrazo y la bendición de la Santísima Trinidad, que nos recuerda que nuestro Dios es familia y comunidad, y así nos creó y sólo así seremos felices de verdad


RP Javier de Aguirre sm                                                            Consejo Parroquial Pastoral

            Párroco                                                                                                        CoPaPas