¿Quién
era?Se llamaba Pedro Farías. Era un peoncito de 12 años que trabajaba como
“marucho” en las tropas de carro que
recorrían los caminos. Su tarea era desde arrear mulas hasta juntar leña y ayudar en otros menesteres, lo que surgiera. En el verano de
1919 la tropa tuvo que detenerse por el calor en el dobladero de los carros del
paraje Barda Colorada, entre Cerro Policía y Aguada Guzmán. Después del
almuerzo los hombres se fueron a descansar. El Marucho, en su único rato libre, deseó tocar la guitarra
que se encontraba apoyada en la rueda de los carros. Pero Onofre Parada, el
capataz de la tropa le dijo que no lo hiciera, estaba prohibido. El niño, inocente, que nunca
había tenido un juguete, no hizo caso, y con ansiedad la agarró y se puso a tocar , feliz.
Onofre,
al verlo tomo su cuchillo y lo apuñaló. El Marucho cayó abrazado a la guitarra.
Los peones no ocultaron su enojo, llevaron al peoncito a una famosa curandera pero no
se pudo hacer nada. El capataz asustado, huyó.
En
el lugar hay una capilla que guarda sus restos, lugar visitado por mucha
gente que hace pedidos y agradece, movilizados
por la fe. En el campo el Maruchito es considerado Protector de los caminos y se lo reconoce como Protector de los Derechos de los Niños. Se lo celebra el ultimo fin de semana de octubre, pero como este año hay elecciones nacionales se adelanta para este sabado 17 octubre
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